Hace unos días estuve retocando esta esquina, ¿o era un rincón?
Seguramente alguna de vosotras os acordaréis de esta pintura. Ya os la enseñé por el año 2007. Podéis ver la entrada
AQUÍ.
La pintura sigue en perfectas condiciones, solo que en mitad de la pared había un enchufe de los antiguos y ha habido que cambiarlo, por lo que se hizo un buen desconchón, pero cogí los pinceles y todo volvió a estar perfecto, jeje.
Reconozco que fue una locura lo de esta pintura, pero hoy, después de casi ocho años, me siento más orgullosa si cabe de mi osadía.
Se puede una sentar y tomar el fresco en la calle, jeje
El día que la di por terminada, le dije a mi hija que en unos meses podríamos pintar un gato, o mejorar la torre y el árbol... Han pasado no solo meses, sino años y no le he añadido nada. Está tal cual la dejé aquel mes de julio de 2007.
Sigue siendo otoño en aquella calle. El árbol sin hojas y el tejado sin gato. El tiempo se detuvo aquel día.
A los pocos meses, mi madre falleció. No llegó a ver la pared. Un par de años después la vio mi padre, pero creo que no le gustó mucho pues apenas me dijo nada, solo me miró con una expresión en sus ojos como diciendo "qué loca".
Cuando traje las fotos al blog, una amiga bloguera, Ali, me dijo que teníamos que reciclar la lámpara y convertirla en parisina. ¡Y todavía no lo hemos hecho! Sigue colgada la misma lámpara que un día nos regaló un amigo que estudiaba medicina y que hizo él mismo con depresores de mirar la garganta. Lo que sí hice fue darle unos toques de color con la misma pintura de la pared, pero lo hice aquel día del mes de julio de 2007. ¿Se detuvo el tiempo después? ¿Cómo son las lamparas parisinas, Ali? ¡Dame ideas y ya verás!
Gracias a este mural conocí a otra amiga bloguera, Tomi. Me lo dijo después. Ella era amiga de Ampa, yo conocí a Ampa en un chat, y no sé cómo Tomi llegó a mi blog, vio la pintura y se enamoró. Es un decir, claro, porque ella es una pintora con una gran experiencia.
También Tomi pintó un mural en una de las paredes de su habitación de su casa del pueblo. Y tuve la suerte de verlo junto a mi padre cuando fuimos a visitarla aprovechando que nos invitó a una exposición que hizo en Helechal, su pueblo.
Uff, cuántos recuerdos me han venido con estas fotos.
Me siento feliz de seguir manteniendo contacto y amistad con estas personas que conocí en aquella época, meses antes o meses después: Ali, Tomi, Ampa, Melba... otras personas se quedaron en el camino, que no en el olvido.
Hoy, después de casi ocho años, me siento muy contenta con mi pintura. Incluso podría decir que me encanta, a pesar de ver que se puede mejorar. A lo mejor, un día, cuando el tiempo vuelva a correr, cojo las pinturas y los pinceles y me meto en faena... Quién sabe...
(La esquina de la calle es el rincón de la habitación, pues la pintura ocupa una pared y la mitad de otra, desde el techo hasta el suelo).
Gracias a todas por estar ahí siempre. Y gracias por vuestros comentarios.
Mis alumnos están disfrutando pintando ahora sus jarrones, caretas y bandejas, y yo disfruto al verlos. La escuela también tiene que ser un lugar donde se fomente la creatividad artística y plástica.